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jueves, 30 de enero de 2014

Meditando



Tan sólo solo en él solo.





El Ser


   El Ser me inculcó un conocimiento inhumano, proveniente de más allá de las estrellas, impactante y trascendente, antes de partir a su nuevo destino, un lugar llamado Luz, en una partícula de mi cerebro.



miércoles, 29 de enero de 2014

La Bien Pagá (Tuit-relato)



#1.- Para hacer más insoportable mi espera, empezó a maquillarse sin mirarse a un espejo.

#2.- La extraña, con sus carmines, me observaba de reojo para comprobar que la espiaba.

#3.- Antes de que el tren partiera y me adormeciera su traqueteo, decidí presentarme, como un caballero, a la seductora coqueta.

#4.- Sandra era de esas personas que se hacen querer sin forzar la relación, con armonía imparable en cada risotada sincera.

#5.- La confianza mutua aumentaba con cada parada de estación y a la sexta pasada del revisor la mujer sabía más de mí que yo mismo.

#6.- El viaje en un principio iba a ser largo y aburrido, pero el encanto de Sandra me hizo desear no llegar a mi destino.

#7.- Dicharachaba y dicharachaba mientras que la temperatura del vagón, y la mía, aumentaban.

#8.- Ella no parecía darse cuenta que la provocación y la tentación alcanzaban niveles casi inasumibles por mi autocontrol.

#9.- El vagón era pura voluptuosidad pero esta vez no volvería a caer en los mismos errores del pasado, aún recientes.

#10.- Meses antes de coger el mismo tren que Sandra, yo había jurado a mi encolerizada esposa que jamás volvería a traicionarla.

#11.- En su penúltima visita,el revisor nos dijo que estábamos a dos horas de nuestro destino y Sandra cambió el tono de la charla.

#12.- Escote asombroso,curvas inverosímiles,perfume embriagador,labios insinuantes y ojos comedores. Y casi sin fuerza de voluntad.

#13.- La primera voz de alarma, silenciosa, en mi mente, cuando Sandra me llamó por mi nombre de pila sin yo haberlo mentado nunca.

#14.- La extraña ya no era tan extraña: Entre chascarrillos dejó escapar algún detalle sobre mí que pocos sabían. ¿Ya me conocía?

#15.- Atardeciendo ya, pasamos de compartir vagón a compartir asiento, y con algún que otro vaivén nuestros cuerpos se rozaron.

#16.- El olor de su sudor perfumado, la juntura de sus pechos tan cerca, el susurro de mi nombre en el lóbulo de mi oreja.

#17.- Me provocó. Juro que me provocó cuando el umbral de mi autocontrol había decaído.

#18.- En la intimidad del compartimento, cuando estaba cayendo la noche, me abalancé sobre ella, queriendo comérmela entera.

#19.- Sandra, con un gesto adorable, apartó mi boca de la suya y, atravesándome con su mirada, musitó: "Ella dijo que lo harías".

#20.- No sé aún si me causó más dolor la daga clavada en la garganta o las palabras de desprecio de aquella diosa hecha mujer.

#21.- Deseó rematarme con toda su furia, pero el despiste de un emperifollado caballero me salvó la vida, y ahora puedo contarlo.

#22.-Podría decir que ella saltó por la ventana, pero a aquella velocidad se hubiera destrozado, como mi ego.

#23.- Eduardo, al equivocarse de vagón, me salvó la vida dos veces: Evitando la escabechina, y echándome sus manos al cuello.

#24.- El traje blanco impoluto del buen samaritano enrojándose; en la distancia, los alaridos de la emboscada; y yo, añorándola.

#25.- Debió de huirme el alma hacia adelante pues después de perder el conocimiento no recuerdo nada hasta despertar en un hospital.

#26.- En el silencio absoluto, embriagado de asepsia, el vaho caliente de una voz familiar en el oido, volcando incoherencias.

#27FIN.- Mi esposa, mi afligida esposa, lograba, con uno de esos susurros, rematar mi mente: "Alguien no terminó bien su trabajo".

Conceptos rivales



En el infinito decían que lo finito tenía sus días contados.


lunes, 27 de enero de 2014

jueves, 23 de enero de 2014

Por arte de magia

   

Y llegó el mágico día en que al mago 
le desapareció la Magia, 
tantos años acumulada, tantos años mimada.



Nudillos

   Estaba seguro de que la sorprendería con aquel regalo. Nervioso como un colegial, se quedó parado, frente a su puerta, en aquel quinto piso sin ascensor.
   Pensó que prefería llamar con los nudillos, en lugar del escandaloso timbre, para dar más emoción al asunto.
   Cuando estaba a punto de concentrarse en esos golpes de hueso, ella abrió la puerta.

   Y se esfumó toda la ilusión.


miércoles, 22 de enero de 2014

Cannibal Tattoo



En su piel se dibujaba la historia de una vida.
En su vida se tatuaba la historia de una piel, que no era suya.


martes, 21 de enero de 2014

¡Búrlate!




   Estoy mirando fijamente a la cara central de la Piedra del Sol, esa que llaman Calendario Azteca. Esa que me saca la lengua, como burlándose de mi ignorancia. De mi ignorancia y de la de las civilizaciones posteriores a ella. Las que no han logrado, aún, descifrarla.



lunes, 20 de enero de 2014

Con o sin alas



   Estaba volando.
   Esta vez era de verdad y no era un deseo de sus sueños. Ya se lo había visto hacer a demasiados superhéroes en la pequeña y gran pantalla. Ahora era él el que volaba.
   Pensó que iría a visitar a su madre, al otro lado del charco. Ahora sería fácil.
   Pero no quería ser maleducado y antes se despediría de su cuerpo, allá abajo. El que estaba postrado y perforado por infinidad de tubos, con demasiada gente nerviosamente atareada a su alrededor.




   

domingo, 19 de enero de 2014

Añoranza



   Si miro la Luna y veo su cara, y viendo su cara entro en éxtasis, y entrando en éxtasis comprendo que la obra del hombre en la Tierra es mínima comparada con la de los selenitas en su mundo, entonces añoro los tiempos en que ellos quisieron dominarnos.




Rabioso



Rabia me da no tenerte.

Rabia me da no contenerte.



sábado, 18 de enero de 2014

El suicida


Se arrepintió un segundo antes de estamparse contra el suelo.


¡Bravo, brava!

  

   ¡Bravo! ¡Bravo!
   Gritaban desde platea. Doscientas almas eufóricas, lanzando flores al escenario, aplaudiendo rabiosamente.
   Ella no veía nada pues, aparte de ser miope, le cegaban los focos que le apuntaban directamente y le seguían en su movimiento por el escenario mientras saludaba al respetable de todos los flancos.
   ¡Brava! ¡Brava!
   Vociferaban desde los palcos, lanzando flores al escenario, los que estaban más cercanos, y al público de platea, los más alejados, sugiriendo una suerte de lluvia perfumada que era bien agradecida por las damas presentes.
   Genuflexión tras genuflexión, impaciente porque aquello acabara y pensando en el subsiguiente martirio cuando fuera la actriz protagonista, y no ella, la receptora de tanta viva emoción.




viernes, 17 de enero de 2014

Aire



El último aliento fue para la almohada aplastada contra su cara.



Emparedada



Gritaba y gritaba, mas sólo las paredes la escuchaban.



De larga duración

   Tengo que limpiar el desaguisado de mi último crimen. Demasiada sangre. Demasiados órganos reventados. Demasiadas pistas para los sabuesos. Esta vez me cazan. Como no lo remedie con premura, me cogen. Y no estoy dispuesto a pasarme la vida entre rejas. No ahora. Cuando he logrado escabullirme durante estos noventa y ocho años.



jueves, 16 de enero de 2014

Nacimiento



Le pegaron en el trasero, y empezó a ser alguien.



Recelo




   Me esmero en el trato, pero por mucho que lo intentes jamás me comprenderás, porque sientes repulsión por mi presencia y no me das oportunidad para expresar mis auténticos sentimientos, antes de que te engulla.


Locura perenne



Era un loco de la música. Bailaba sin parar dentro de su camisa de fuerza.


miércoles, 15 de enero de 2014

Aquello

   Me negaba a creer lo que mis ojos me mostraban, pero estaba allí, delante de mí, con sus nosecuantas patas bien asentadas en el asfalto de la carretera, como aprovechando el poco tráfico de la misma, para asombrarme con su visión y con mi decisión de acortar el camino hasta mi próximo cliente, tomando el ramal izquierdo de la bifurcación de veinte kilómetros atrás.
   No hacía ruido, no emitía, en verdad, ningún sonido. Sólo vibraciones periódicas al suelo, que se transmitían hasta mis plantas de los pies, tras decidir bajarme del automóvil para verlo más de cerca.
   Así, en la penumbra del atardecer, se mostraba como una enorme silueta oscura, pues ningún reflejo del sol me llegaba y ninguna otra luz era emitida desde el aparato.
   De pronto, las vibraciones cesaron y fue cuando me atreví a dar los primeros pasos hacia aquello.
   No tenía ningún miedo.
   ¿Por qué tenerlo si aquella podía ser la mejor aventura de mi vida, de la, hasta ese momento, insulsa vida?

   Antes de abandonar mi vehículo a su suerte, miré si tenía alguna linterna olvidada en el maletero  y, mientras lo hacía, pensé, por un momento, que ya no llegaría a tiempo a mi cita.


Dedicado a Juan José Benítez

martes, 14 de enero de 2014

Estratega




   En la ducha, mientras las hirvientes gotas laceraban su incipiente calva, daba vueltas y más vueltas a la estrategia a seguir.
   Cómo utilizar las palabras exactas. Colocando las pausas en el momento adecuado. Realizando malabarismos gestuales para transmitir la petición subliminal de misericordia.
   Ya llevaba un buen rato en el cuarto de baño, que se había convertido en una sauna, y pensaba que debería ir acabando pues el enemigo, que le estaba esperando, sospecharía. De todas formas, no había logrado relajarse y eso, quizás, le delataría.
   Pulsó el mando del grifo, y suspiró.
   Alargando la mano, en medio del vaho, alcanzó la toalla y se enfundó en ella. Volvió a suspirar.
   Pensó que la suerte estaba echada. Lo que tuviera que ser, que fuera. Y fuera lo que fuera, lo que fue lo había disfrutado.
   Salió del plato y se aseguró de no resbalar con los primeros pasos dentro de las chanclas. Sonrió por la dichosa Ley de Murphy, imaginando librarse del inminente enfrentamiento gracias a una proverbial rotura de cuello.
   Con la mano hizo un movimiento de limpiaparabrisas para descubrir su imagen enrojecida, en piel y ojos.
   Se guiñó el ojo derecho y escupió en el lavabo. Una masa verde proveniente de su garganta más profunda.
   Y giró el picaporte.
   -¡Hola, querida!
   Y una hora de ducha tirada por el sumidero. Literalmente.

   -Sé que te vas a enfadar pero tengo que decirte que… te engaño con tu hermana.



lunes, 13 de enero de 2014

No te voltees



   Con los “no te voltees” y “dame toda la plata que llevas encima” se apresuró a dictaminar que quien la estaba asaltando a plena luz del día era un desesperado emigrante víctima de la cada vez más profunda crisis económica.
   Los dos perros que estaba paseando sí se voltearon y enseñaron sus dientes al agresor. Ella no podía controlarlos por mucho que les ordenara callar, sin gritar para no provocar al asaltante, y tiraba de las correas para mantenerlos a una distancia prudencial de las piernas de aquél.
   -¡La dije que no se volteara! ¡La plata! ¡Y calle a esas fieras o los rajo a los tres!
   Él se lo había buscado. Nadie haría daño a sus dos amores, los que estaban acompañando sus últimos días.
   Le miró a los ojos, tan fieramente como sus canes, y sin pronunciar palabra, el asaltador bajó su mano y soltó la navaja dejándola caer al suelo con un minúsculo estrépito metálico. Y después huyó. A gran velocidad.
   Un testigo, en la precavida distancia, se acercó al lugar de la increíble escena y se atrevió a preguntar.
   -Señora, lo he visto todo. Siento no haber acudido en su auxilio porque, lo reconozco, soy un cobarde. Eso y que tengo dos gemelos recién nacidos a los que alimentar. No creo que ése se amilanara por sus ruidosos defensores. Pero, ¿qué dijo usted para que cambiara de opinión?
   Los perros, callados, miraban, sentados sobre sus posaderas, a su ama, esperando también la respuesta para aquel enigmático desenlace.
   Ella los miró, con una sonrisa dibujada en sus labios, pero, pareciendo maleducada, no respondió al curioso.
   Le dejó con la incertidumbre. Era mejor así. Ya había mostrado, por ese día, suficientes veces, el auténtico rostro de la muerte. Esa con la que tenía concertada una próxima cita. 
   Y se volteó. Para dejarle con la palabra en la boca.
   Perdonándole la vida.



viernes, 10 de enero de 2014

Viajeros

  

   Sí, doctor, me desnudaré ante usted y tendré que romperle el cuello antes de que se le ocurra denunciar a gritos mis implantes.

   Las órdenes fueron claras: No dejar testigos de nuestro paso por este presente, por esta atrasada línea temporal en la que no están preparados para nuestra visita.



Receta sensual



   Dos cucharadas de sirope de fresa, una cucharada de aceite de oliva virgen, una pizca de sal, tres suspiros de menta y un instante de lujuria, y creo que este ungüento funcionará, bien repartidito por tus partes más sensibles.
   Sólo cierra los ojos y déjate hacer.

   Que cuando cierre el horno, sentirás otro tipo bien diferente de calor.


Génesis




Y no podrán contener a los borbotones de vida que somos nosotros. Y empezará la Evolución.

Marea de amor



Pídeme lo que quieras, menos la Luna, 
porque si te la llevas se nos estanca el mar.



jueves, 9 de enero de 2014

Exprimiéndose



   Mesándose el pelo de la cabeza, primero, y el de la barba, después, no conseguía, empero, que las ideas afloraran desde el subconsciente más profundo al consciente alcoholizado.
   Sabía, algo se lo decía, aunque aún no sabía cómo, que la más grande eureka aparecería de la nada y resolvería su calamitosa situación financiera, lo que llevaría a recomponer, también, su extinta vida amorosa.




Mundos



Vengo desde el ultramundo para decirte que el tuyo ya es inframundo.



Suspensión




Descanso el pensamiento de infinitas maniobras.



Enterrados y aplastados


   Me he enterrado rápidamente, antes de que allanen la tierra con sus orugas apisonadoras. Dejando que el minúsculo tubo me traiga el aire del exterior, tomado a mínimos sorbos, controlando al mismo tiempo las arritmias de un corazón desbocado. En la oscuridad, siendo llenados mis agujeros corporales por la insalubre arena.
   Me pregunto cómo hacer para no hacer notar mi rastro, con los últimos arañazos en la última arena que cubrirá mis manos. En una tumba.
   Y de pronto, al no poder contar con el sentido de la vista, la vibración creciente me avisa del acercamiento paulatino. Las grandes planchas, que lo aplastan todo, serán mi salvación. Mi respiración sufrirá una conmoción por más de dos minutos. Pero no importa. Me he entrenado demasiado tiempo en el arte de la asfixia. Para este momento.
   Los tapones de cera maleable en mis orificios nasales filtran milisegundos de olor nauseabundo. Pero es el mejor sistema. Enterrado con los otros. Rodeado de cadáveres.  Y los enterradores-aplastadores me sobrepasarán. Y cuando me alcance la última plancha tendré cinco minutos para recomponerme del aplastamiento y seguirles para poder yo aplastarles.
   El comandante debe de estar haciendo su cronometraje. Para que el plan surta efecto.

   Seguro que a los noventa y tres desperdigados en el campo de exterminio nos está pasando la misma idea por la cabeza: Este pequeño sacrificio vale la pena. Todo vale la pena por la venganza. Los nuestros, vengados con justicia.



miércoles, 8 de enero de 2014

En la dulce mili



En el obsoleto servicio militar le habían enseñado a recomponer las sábanas y mantas en una cama deshecha por los altibajos de una noche de amor.



Miopía


   Cuando el especialista me hizo leer en voz alta las letras que tenía proyectadas en una pantalla frente a mi asiento, aún me preguntaba cómo resolvería la miopía de mi tercer ojo.




martes, 7 de enero de 2014

Plan de evasión




     Era fundamental que memorizara todos los detalles de la huida pues no podía dejar ninguna pista material de sus planes. No quería cometer el error de su vecina, la que había creído que a los nuevos moradores de la casa no les importaría su presencia en la esquina blanca, al otro extremo de lo que se suponía iba a ser el dormitorio de matrimonio.
   Esa vez ella había sido pasada por alto, pero aprovecharía la noche para trasladarse al exterior, aprovechando que abrirían las ventanas para vencer el calor reinante.
   Antes de que volvieran a la carga a la mañana siguiente con alguna escoba o plumero que, seguro, quebraría alguna de sus frágiles patas, alguna de sus ocho largas patas.



Ouija




Aún no comprendía por qué le obligaban a mover la mano de aquellos zumbados cuando era mucho más fácil y menos dramático susurrarles en el oído.



lunes, 6 de enero de 2014

Nubes negras



   No he dicho toda la verdad sobre la existencia del amor desinteresado en mi historia. Aparte de mi madre, hubo otra persona: Vladis.
   Él fue un chico que me ofreció otra forma de amor que se salía de los parámetros normales: una amistad sincera, pura, perpetua. Perenne era su sonrisa al escucharme, perenne era el brillo de sus ojos al hablarme de sus pensamientos más recónditos, perenne era su entrega hacia mí en desinteresado intercambio de valores y de principios.
   Vladis fue, en definitiva, un hombre que me apoyó en mis mejores momentos y que me sorprendió con sus ánimos en los peores. Él fue mi salvador mental cuando mi madre se fue de mi vera para siempre.
   Le conocí en el colegio, y al principio de nuestra superficial relación, de obligados compañeros encerrados en un mismo recinto, no me fie de su extraño proceder. Me parecía absurdo que aquel chico enclenque y aparente despistado crónico ofreciera su ayuda académica sin objetivo de conseguir nada a cambio. Cuando otros se veían en el callejón sin salida de exprimir sus cerebros en busca de la nada de sus conocimientos, él los llenaba del rico jugo de la sabiduría. Y cuando casi todos conocieron el truco de acudir a él como gratuito salvamento, le empezaron a tomar por tonto. Tonto perdido, sin remedio y sin réplica. A él no parecía importarle. Hasta que yo me indigné en su lugar. No me gustan los explotadores y menos aún los explotados.
   Le abrí los ojos, y cuando consiguió reaccionar ante los abusos volcó todo su saco de virtudes sobre mí, no sé si en señal de agradecimiento. Fue imposible hacerle entender que no me debía nada, y él me hizo entender que no todo en la vida se hacía por agradecimiento, por beneficio, por compromiso o por responsabilidad. Y en su infantilidad me enseñó más que cualquier adulto y me abrió los horizontes de mi propio yo, los que no se han vuelto a cerrar jamás.
   Paseábamos, tras ir a clase, durante interminables kilómetros, hablando y hablando, aunque en la mayoría de las veces era un monólogo por su parte, pues yo prefería llenarme de aquello que parecía salir de la expresión de un ser muy experimentado en el devenir del mundo. Era un sabio con cuerpo de niño.
   Me tradujo el lenguaje de la Naturaleza, sus necesidades y sus protestas hacia el ser humano, me puso un espejo ante mi alma y me confesé con mis limitaciones inmateriales, me desengañó de los motivos auténticos del actuar del prójimo, me mostró las huellas que dejaban los amores platónicos en mi estela, me señaló, sin reparos, el despertar de mis próximas pasiones, me condujo al Cosmos, al Infinito, y jamás, repito, jamás, me mintió.
   ¿Qué querrían decir los demás cuando me hablaban de sentimientos impuros de él hacia mí? ¡Qué necesidad de calumniar a alguien por su destacar entre la mediocridad! Los que no le conocían eran los que, con el paso de los años, vieron en nuestra relación la suciedad no existente.
   Tanta fue la presión que ejercieron sobre nosotros, que un día, no señalado en mi memoria, Vladis desapareció de mi vida, pues no quiso que los otros me marcaran con un hierro imaginario y trastornaran mi inocente felicidad.
   Y me preguntaba cuándo volvería a encontrar a alguien como Vladis, a alguien como mi madre, seres que brillaron con altruismo puro. ¿Por qué todo se había corrompido?



   

domingo, 5 de enero de 2014

Languidez



   Escabullirse era fatal. Me hacía sentir impresionable.
   Huía de los antros infestos de la ciudad y siempre esperaba la respuesta a mi amor, tanto creativo como sentimental. Los pensares bullían y en la fingida huida hacia la noche, creía que en algún momento podría aparecer la persona adecuada, o que en el vacío que existía sobre el taburete pegado al mío vislumbraría la aislada silueta de la inspiración. Era ésta la que al final se dejaba materializar sobre el papel cuando lograba arrastrar mi cuerpo a mi otro tugurio cotidiano, aquel en el que me acomodo ahora para sentirme como en mi casa, porque, aunque lo es, nunca la siento como tal. Nunca como la calurosa y tierna de mi niñez.
   La búsqueda estática era insoportable y yo no hacía nada por cambiar mi situación de ingravidez existencial. Desde que había optado porque las cosas ocurrieran, que los prójimos deambularan a mi alrededor como en vídeo imágenes ralentizadas, y que mi beneficio fuera el retratarlo todo tal como se aparecía, mezclándolo con mis obsesiones filosóficas particulares, nada avanzaba. Sólo mi mantenimiento económico, que no era poco, pero que a mí no me llenaba ni me llamaba a la felicidad.
   Languidecía sufriendo pasar el segundero. Y cuando sentenciaba que una palabra se quedaba adherida a mi registro narrativo, el éxtasis infinitesimal del pequeño éxito era relevado por el ansia obsesiva de encontrar la próxima, y así otra vez después, y otra, y otra más. Y aquello empezaba a parecerse a un fracaso, y la frustración era carcoma en mi apurado espíritu. Pero es hoy cuando no imagino a alguien que haya fracasado en algo en su vida y siga manteniéndose mental y espiritualmente erguido como si nada hubiera ocurrido. Es una decepción humillante para el propio ego el transformar cualquier hecho, cualquier creación, en la nada.
   Varias veces he sentido muy cerca el precipicio pero, gracias a Dios, no he caído.
   Ante la sutil evidencia, decidí dejar atrás aquella subliminal desesperación, un pasar la página a mi libro vital, en la que la siguiente estrenara otra historia, otra muy distinta historia que, aunque dentro del mismo volumen, a modo de antología, dispersara mis intereses. Un vuelco espontáneo en el borrón y cuenta nueva. Y cuando decidí volver en mí tuve la certeza de que aquella imaginación mía era mal empleada en cosas estériles. Y me prometí a mí mismo que cuando tuviera medios suficientes, crearía algo que los demás no tendrían más remedio que admirar. Y fue tan vehemente ese pensamiento que me asusté con el poder que desataba dentro de mí.

   Decidí crear para ser feliz y hacer feliz.



sábado, 4 de enero de 2014

Michael Joseph Jackson (English version)



Sixty thousand people waiting.
Sixty thousand people cheering.
The rhythm of a bass recognized in the hysteria.
My black hat. My hand and my ankles in sequins.
My God, my mother, my music, my fans. I have to go out and give everything.



Jesus Fdez. de Zayas "archimaldito" performing Michael Jackson's Thriller

viernes, 3 de enero de 2014

A cada uno




A cada pasión, su emoción,
 y a cada emoción, su vértigo.



¿Quiénes escriben la Historia?



Está claro que la Historia la escriben los vencedores de las guerras, y en los períodos de paz, los que detentan el poder y el dinero. Algunos investigadores, como David Irving, controvertido autor, escriben sobre la Otra Historia.



   Hitler no levantó el movimiento nacionalsocialista en Alemania gracias a un capricho electoral, sino gracias a la gente, la misma que le dio, en su gran mayoría, su apoyo incondicional hasta el último día.
   Una vez en el gobierno, aboliría la guerra de clases del siglo XIX para crear una Alemania con igualdad de oportunidades para obreros e intelectuales, para ricos y para pobres.
   “El cargo de Presidente del Reich se une al de Canciller del Reich. En consecuencia, los poderes de que disponía el presidente del Reich pasarán al Führer y Canciller del Reich, Adolf Hitler. Él mismo nombrará asu sustituto.” (Decreto Ley del gabinete de Hitler, 1-8-34). En un plebiscito celebrado el 19 de agosto, el noventa por ciento del pueblo alemán votó en favor de la nueva ley.
   El 6 de marzo de 1936 militarizó la Renania alemana violando el nuevo Tratado de Versalles. El pueblo alemán se quedó muy impresionado por los métodos de Hitler, quien a finales de 1936 recibió otro apoyo contundente del voto popular en las urnas, y esta vez la proporción era de noventa a uno a su favor.
   Hitler manifestó la intención de convocar por toda Alemania y Austria el 10 de abril para confirmar la reunificación de Austria con el Reich. Ésta era la pregunta: “¿Acepta a Adolf Hitler como nuestro Führer y, por tanto, acepta la reunificación de Austria con el Reich alemán como se efectuó el 13 de marzo de 1938?” El 99,08 % confirmaron su apoyo.
   Las mujeres le tendían a sus hijos, un acto sencillo que era la mayor muestra de respeto que se podía dar a un dirigente, como Hitler señaló a sus ayudantes.
   Éste era el escudo que protegía a Hitler en 1939: Era un dictador por consenso; a un asesino jamás le habrían perdonado ni comprendido. Esta férrea solidaridad entre el Führer y el pueblo persistió hasta el final, a pesar de lo que han fingido las generaciones posteriores.

(Extracto de EL CAMINO DE LA GUERRA, de David Irving)

David Irving, nacido en Essex, Inglaterra, en 1938,
es hijo de un oficial de la Royal Navy. 
Se formó en la Universidad de Londres, 
donde cursó estudios de física, ciencias económicas
e historia política, y en 1959 pasó a trabajar en la región de
Ruhr como obrero con el objeto de perfeccionar su alemán.
Después de tres años de investigaciones publicó su primer
libro, La destrucción de Dresde, la obra más completa que
existe sobre el ataque aéreo aliado, en el cual perecieron en
una noche más de cien mil personas de la población civil.
Posteriormente publicó otros cinco importantes estudios
sobre diversos aspectos de la Alemania nazi, y en 1977 dio a
conocer el más famoso y discutido de sus libros, La guerra de
Hitler, al que siguieron El rastro del Zorro,
una gran biografía del mariscal Rommel, y El camino de la guerra.


Colores



Rojo de ira cuando el verde de tus ojos ennegreció mi azul amanecer.



jueves, 2 de enero de 2014

Terapia




En la reunión semanal de terapia de grupo, se puso en pie para confesar:

-He tenido otro encuentro muy cercano con mi hombre.

Las demás androides aplaudieron.



El profesional



   Al asesino a sueldo le pagaban para vengarse. Para no mancharse las manos de sangre. Él lo hacía y cobraba, y se vengaba, después, de los cobardes.





Mañanero



Mañana. Interior. Luz a través de las persianas. Estiro el brazo derecho hacia un lado. Entreabro los ojos. Cierro las dos manos, agarrando, la una, e intentando agarrar, la otra. Maldigo en un susurro sin destinatario: ¡Otra erección desaprovechada!



Jesús Fernández de Zayas archimaldito booktrailer Jamás y Siempre a la v...

             



           



A veces, cutreces. Como este vídeo que grabé con mi android para promocionar mi primera novela corta de ciencia ficción.

Drama Trama



-¡Te lo aseguro! ¡Sé que trama algo!

-Por supuesto. Es guionista.


El final



   Nací en un barrio humilde, crecí en un barrio medio, viví, la mayor parte de mi vida adulta, en un barrio prominente y ahora, como todos, he acabado mis días en un barrio de silencio, con olor a flores y, a veces, a cera e incienso.


Demasiado tarde


Copié en el último examen. Ahora me arrepiento. Demasiado tarde. Ya soy abogado.